Agnès Varda falleció a los 90 años siendo un referente del cine femenino y feminista. Fue la única mujer que disfrutó de verdadero protagonismo durante la Nouvelle Vague, donde pudo hacer frente a películas que ahora son clásicos de la historia del cine, como Los 400 golpes (François Truffaut, 1959) o Al final de la escapada (Jean-Luc Godard, 1960), con la estupenda Cleo de 5 a 7 (1962), consiguiendo así colarse en un mundo abrumadoramente masculino.
Con ese relato dejó claro cuál sería su tónica en la ficción: historias que hablan de una experiencia femenina en las que se reflejan los miedos, la incertidumbre o el dolor. Tampoco dejaría de lado el documental, género por el que también se la conoce y en el que demostró estar igual de capacitada.
Pero no todo va a residir en la nueva ola francesa, la segunda fase de su obra se sitúa a partir de mayo del 68, donde, contagiada por el espíritu optimista de la época, estrena La felicidad (1965), Las criaturas (1966), Lion´s Love (1969) que cuestionan la rigidez de la sociedad burguesa. Destaca Una canta, otra no (1977), con un estilo jovial transformando las luchas feministas en una danza de colores kitsch.
La obra de Varda, con más de seis décadas de carrera artística, llega a la capital aragonesa. La Filmoteca de Zaragoza proyecta en septiembre y octubre una buena selección de su obra . Además de ficción y documentales, destacados siempre por la experimentación y la dialéctica propia del ensayo, realizó numerosos cortometrajes que también tendrán el placer de visionar.
Este magnífico ciclo comienza el 8 de septiembre y para abrir boca podrán ver una artista que adora su trabajo en el estupendo testimonio Varda por Agnès (2019), donde la propia Agnes viaja desde París hasta Pekín. Tras una selección de cortos veremos su primer largometraje La Pointe Courte (1954), donde ya mezcla ficción con elementos documentales y con el que se adelanta cinco años al nacimiento “oficial” de la Nouvelle Vague. Cléo de 5 à 7 (1961), Una canta, otra no (1976), Sin techo ni ley (1985) o Los espigadores y la espigadora (2000) son algunos de los filmes dirigidos por la cineasta realista que se mostrarán.
Sí, claro, yo soy feminista. En la historia siempre que se da un paso hacia adelante, se da otro hacia atrás. Pero si comparamos la situación de la mujer a principios del siglo pasado con la de ahora, hay un gran progreso: hemos luchado por cosas básicas como el derecho a tener niños deseados. En cuanto al cine, si miras la cantidad de directoras que había cuando yo empecé, ahora hay 50 veces más. O mujeres en puestos de responsabilidad, en la política o la judicatura… Se puede discutir mucho al respecto, pero las cosas van avanzando. ¡Pero no hay que parar! En Caras y lugares, por ejemplo, hablamos con los estibadores de Le Havre, hombres muy machos, luchadores, que han ido a la huelga, pero yo les pregunto por las mujeres. Y dicen que sus prejuicios han cambiado… El feminismo hoy hay que hacerlo con los hombres, es difícil, pero es lo interesante.
Agnès Varda
El ciclo terminará el 21 de octubre con la proyección de Caras y Lugares (2017), película con la que asistió al Festival de San Sebastián al otorgarle el Premio Donostia en ese mismo año. A este premio honorífico se le unieron otros como el Leopardo de Honor del Festival de Locarno (2014), la Palma de Oro de Honor del Festival de Cannes (2015), y el Oscar honorífico concedido por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood por el conjunto de su Carrera en 2018.