Cocó Chanel lo definió como el «único auténtico couturier», ya que, a diferencia de contemporáneos suyos como la propia Cocó o Christian Dior, él «era capaz de diseñar, cortar, montar y coser un vestido de principio a fin».
Hablo de Cristóbal Balenciaga que está considerado uno de los creadores más importantes de la alta costura y el mejor modisto español hasta la fecha. Desde ya pueden acercarse al IAACC Pablo Serrano y disfrutar de Un sueño de BALENCIAGA, el Cine exposición que se mantiene abierta hasta el 7 de enero. La muestra ofrece un recorrido por el vestuario que el artista creó para algunas películas, producciones tanto españolas como extranjeras.
Nació en 1895 en el seno de una familia humilde junto a la cual soñaba, desde temprana edad, con dedicarse a la alta costura y pasaba sus ratos libres dibujando los grandes diseños que veía. Entre 1918-1924 formó, junto a las hermanas Lizaso, la casa Balenciaga Lizaso. Tras este cierre abrió en San Sebastián una tienda llamada Eisa, con la cual se expandiría a Madrid y Barcelona, empezando así a ganar fama y éxito entre la aristocracia y la familia real española. Este éxito se vio truncado tras el estallido de la guerra civil, obligándole a cerrar sus tiendas y a emigrar a París. Sin embargo fue desde la ciudad de la luz donde se dio a conocer al resto del mundo.
Sus cuatro décadas de diseños, desde los 40 hasta su retirada en 1968, quedaron marcadas por la feminidad y la elegancia que empleaba en sus creaciones. Su alta costura es el resultado de un respeto absoluto a la artesanía en un tiempo donde su clientela –Mona von Bismarck, Bunny Mellon, Grace Kelly o Greta Garbo– le sirvió como pasaporte para la expansión de su negocio. La perfección de su trabajo se caracterizaba por: la delicadeza, la precisión y un uso sin igual de la técnica.
Boceto de los archivos Balenciaga París, para el film Piéges (1939).
Se estrenó en 1939 con Piéges de Robert Siodmak, Trois de Saint-Cyr de Jean-Paul Paulin y Atorrante de Enrique de Rosas a las que seguirían decenas de películas como Rojo y Negro, La casa de la lluvia, Ídolos, Mi último tango, Rocío de la Mancha, Momentos de peligro, El ángel vestido de rojo, Prohibido enamorarse, El testamento de Orfeo, Alta costura, Encuentro en París, Anastasia, Con la muerte en los talones, La estrella vacía, Momentos de Peligro, Nuits d’Alerte, Vencedores o vencidos, Las hijas de Elena, entre otras. Y actrices como Conchita Montenegro, Banca de Silos, Helene Perdriere, Marlene Dietrich, Sara Montiel, Ingrid Bergman, Rocío Durcal, Elizabeth Taylor, Eva Marie Saint, Laura Valenzuela, entre otras.
Un atractivo de la exhibición son las fotografías, que se presentan en gran formato, en las que podemos observar la faceta menos conocida del modisto español, puesto que repasa su relación con un mundo que, a priori, es todo lo contrario a él. Balenciaga se caracterizaba por su sobriedad, seriedad y discreción mientras que en el cine de la edad de oro imperaba el exceso.
Eva Marie Saint en Con la muerte en los talones de Alfred Hitchcock (1959) Archivo Festival de cine de San Sebastián.
61 fotografías en blanco y negro realizadas por Rafael Pacheco, Clifford Coffin o Lucien Clergue, entre otros, donde vemos lucir a la estrella de la película en primer plano ya que a Balenciaga no se le puede considerar un diseñador de vestuario como entendemos hoy, puesto que normalmente solamente vestía a la actriz principal como fueron los casos de Ingrid Bergman, Ava Gardner, Marlene Dietrich o Elizabeth Taylor.
Vistió a las actrices con diseños en los que destacan como constantes la cintura marcada, las faldas por debajo de la rodilla, los trajes-chaqueta entallados y el juego de volúmenes. Aunque sin duda su mayor aporte al mundo de la moda fue el dotar a la mujer de una nueva silueta: esbelta, delicada y refinada. No obstante, seguirá investigando con el volumen y las formas.
La mujer debe andar de manera natural y no sentirse insegura en su paso».
Cristóbal Balenciaga
A lo largo de su “carrera” cinematográfica destacan películas en las cuales sobresale su verdadera aportación al séptimo arte. Así, por ejemplo, vemos en Alta Costura (1954), dirigida por Luis Marquina, más de una treintena de piezas del diseñador.
Esta exposición muestra todas esas piezas únicas y de una belleza sutil, realizadas en sus talleres, primero de Madrid y después de París, y complementa una faceta no muy conocida por todos: su trabajo tras la gran pantalla.
El aire de Paris (1954) de Marcel Carné, archivo Balenciaga París.
Imagen superior: Presentación de la exposición donde aparece Ava Gardner luciendo un vestido de Cristóbal Balenciaga.
Pamela Tomás
Redactora de la Revista Kalós