El arte está intrínseco en el ser humano. Llevamos desde tiempos ancestrales expresándonos a través de la pintura, danza, teatro (chamanes), escultura, música… En principio como liturgias para atraer la caza y la fertilidad, ofrendas y sacrificios a los dioses. Después, por placer y deleitación. Y por ultimo, como parte de nuestro poder intelectual de reflexión ante lo que nos rodea.
Pero el gran cambio fue al inicio del siglo XX con la llegada de los movimientos vanguardistas que cambiaron radicalmente y sin marcha atrás la manera de crear.
El impresionismo (maestros como Renoir, Monet, Pisarro, Seurat…) y expresionismo (el grupo Die Brucke alemán) -cuyo padre, y antecedente, ya sabemos que fue Goya-, cubismo (Picasso, Juan Gris, Braque), dadaísmo (Hugo Ball, Tristan Tzara), surrealismo (Breton, Duchamp, Dalí), futurismo… Rompen con el academicismo anterior. El juego, el azar, el subconsciente y los sueños, el humor, son base de todos estos movimientos, que además en su esencia hay una critica a lo anterior y con la vida que les ha tocado vivir.
La Fuente de Marcel Duchamp (1917) fotografiada por Alfred Stieglitz.
En Cezanne y Turner, por poner un par de ejemplos, ya se intuía lo que iba a traer Kandinsky en sus primeras acuarelas en 1907: el arte abstracto. Empieza a prevalecer el color, el gesto, las texturas. Y hasta entonces nadie se había atrevido a no recrear la naturaleza. El propio Kandinsky hace teoría del color, y de cómo nos estimula y nos afecta su presencia en nuestros estados de ánimo (cromoterapia).
El artista experimenta donde la materia, la materia pictórica es su sino.
Y para valorar todo en su justa medida es esencial conocer la historia de cuando surgen estos hitos en el arte. Además de los avatares de cada país, La I Guerra Mundial y la II Guerra Mundial – la Guerra Civil española entre medio- dejan a Europa desolada y devastada, convirtiéndose en gran medida todas las personas en verdaderos existencialistas (nadie cree en el ser humano). También es muy importante saber que a principios de siglo surge la fotografía (Daguerrotipo) y el cine, herramientas que permiten plasmar y cambiar la realidad. Todo esto hace que, el centro neurálgico artístico por antonomasia que estaba establecido en París, se vaya a EEUU donde la CIA apoyará a los creadores del Expresionismo Abstracto americano para que sean la referencia mundial.
Pero es que ya en esas veladas dadaístas en el Cabaret Voltaire de Zurich en 1916, las disciplinas se están fusionando, se están creando híbridos, y donde se retroalimentan.
La performance transforma para siempre los conceptos de arte, donde sobre todo en los años 70 el artista se convierte en una obra de arte viva que interactúa con el espectador. Donde los artistas además de ir contra el establishment del arte, están inmersos en la lucha de los derechos de todos y todas (negros, gays y lesbianas, mujeres).
Estás son unas básicas nociones de la evolución del arte que desembocará a nuestra actualidad.
Cuando un espectador se adentra en una exposición de arte contemporáneo, tiene que ir siempre con la mente abierta, dispuesto a descubrir y transportarse a otros mundos. Es cuestión de actitud.
El espectador debe afrontar una pieza de arte como si de un espejo se tratase, el espectador se reflejará en el, la obra será una proyección de si mismo. ¿Qué quiere decir esto y que importancia tiene?
El espectador tiende a intentar razonar las obras de arte, identificar formas que el tiene en su cabeza, razonar lo que ve, para darle sentido. Pero no debe de ser siempre así.
Es clave interiorizar lo que acabo de sentenciar, sino seguiremos en bucle con lo que ya estamos cansados de oír. Como que “mi hijo hace esto”, “no entiendo nada”, “no tiene sentido”, “están locos todos los artistas” (y en algunos casos puede ser así)…
Y podríamos contestar así de tajantes:
“Mi hijo hace esto”. Sí, pero el artista que está usted aquí vislumbrando ya lo hizo antes que su hijo.
“No entiendo nada”. Igual no hay que intentar entender nada, sino sentir.
“No tiene sentido”. Y, ¿la vida tiene sentido?
“Están locos todos los artistas”. Ni todos los locos son artistas, ni todos los artistas están locos, aunque sí que puede darse el caso de esa combinación. Normalmente los artistas son personas muy sensibles (esto a veces, puede hacerles más vulnerables).
Cada persona tiene un bagaje, una cultura, una educación, una sensibilidad, unas inquietudes distintas, así que cada persona va a interpretar de manera diferente una misma obra de arte.
Josep Beuys cuando realiza en Dusseldorf la acción “Cómo explicarle el arte contemporáneo a una liebre muerta” nos está dictaminando la máxima del arte contemporáneo. El arte contemporáneo no se puede explicar, y ahí estriba su grandeza.
El arte contemporáneo hay que experimentarlo, hay que sentirlo, hay que vivirlo.
Indudablemente, si conocemos la historia personal del artista, su trayectoria, sus circunstancias históricas, comprenderemos mejor cómo pudo realizar una pieza o serie de esas características. Cada uno con una mirada inteligente, interpretará algo distinto, le hará imaginar y transportarse a mundos interiores y oníricos inimaginables hasta ese momento.
Los artistas del barrio en Alltheater de Eva Lapuente. Instalación de Sergio Muro (2018).
Y no sólo el deleite de los sentidos es plausible, normalmente un trabajo contemporáneo no tiene que dejar indiferente al espectador, para bien o para mal. Le tiene que remover por dentro, o incluso ser una bofetada de su conciencia.
También es importante saber las técnicas y la experimentación que cada artista plasma en sus piezas.
Actualmente, el arte no sólo está en los museos. Y eso también es la época que nos a tocado vivir. El arte está en los grafitis en la calle, o incluso artistas como Murakami con tu término Superflat hace su arte más accesible con “merchandising”, donde cualquiera de nosotros podemos tener una pieza suya, ya sea en un bolso, camiseta o llavero.
Todo esto nos hará valorar en su justa medida el arte contemporáneo, no todo es excelente, no todo es nefasto. El concepto y la idea es fundamental. En el arte contemporáneo también está muy presente el humor y la ironía.
Anish Kapoor define su concepto de artístico, que lo podríamos extrapolar a todo el arte contemporáneo, “lo material nos tiene que transporta a lo inmaterial”. Lo tangible, lo que podemos tocar nos tiene que conducir a pensar e imaginar otras situaciones, ya sean metafísicas, pensamientos o conceptos más abstractos. Cambiarnos la percepción de las cosas. Ser un espectador/ciudadano crítico y reflexivo.
Por supuesto, también queda un punto a tratar, que es el mercado del arte. Quién decide el valor económico de los artistas y sus obras de arte. No deja de ser el mercado del arte una inmobiliaria. A su vez, paradójicamente, los artistas conocen el funcionamiento del mismo, y se aprovechan del mismo, sino indaguen en las maniobras del ingenioso Damien Hirst. No deja de ser un espectáculo, y a veces, la provocación, la polémica, la controversia no deja de ser un arte. Un arte que nos hace salir de nuestro letargo, de nuestra vida canalizada por la vorágine del trabajo, la familia y el estrés diario. El arte nos tiene que permitir evadirnos de lo mundano.
El arte tiene que tener ingenio, que la idea se materialice en el contexto adecuado y con las herramientas idóneas. Si no te captura, el artista no ha conseguido su propósito.
Les insto a que vayan predispuestos a ver arte, a descubrirse a ustedes mismos. Vean arte, compren arte, apoyen a los artistas emergentes. No censuren a los artistas, recuerden lo del espejo, igual no querrán verse reflejados como personas retrogradas. Sin arte, la vida es muy aburrida.
PD: Cuando ya has visto mucho arte, de todo tipo, es difícil que te sorprendan, pero no hay que desistir, hay mucho talento ahí fuera.
Imagen superior: Mierda de artista, Piero Manzoni (1961).