En septiembre Revista Kalós comenzó una nueva aventura. Emprendía, como ya pudisteis ver aquí, un viaje a San Sebastián para cubrir uno de los festivales de cine más importantes de España. Hoy, un mes más tarde, volvemos a estar aquí para repasar el palmarés y recomendaros un puñado de películas que no os podéis perder.
PALMARÉS FESTIVAL DE CINE DE SAN SEBASTIÁN 2018
Concha de Oro: Entre dos aguas (España) de Isaki Lacuesta.
Premio Especial del Jurado: ALPHA, The Right To Kill (Filipinas) de Brillante Mendoza.
Concha de Plata a la Mejor Dirección: Benjamín Naishtat por Rojo.
Concha de Plata al Mejor Actor: Darío Grandinetti por Rojo.
Concha de Plata a la Mejor Actriz: Pia Tjelta por Blind Spot.
Premio del Jurado al Mejor Guion (ex aequo): Un hombre fiel (Francia) y Yuli (España).
Mejor Fotografía: Rojo (Argentina)
España ha tenido un estupendo hueco en el festival y que Isaki Lacuesta (La próxima piel, 2016) haya ganado la Concha de Oro y Yuli, la última película de Icíar Bollaín (Te doy mis ojos, El olivo) se haya hecho con el Premio del jurado a mejor guion, nos hincha el pecho.
En Entre dos aguas, Lacuesta vuelve a la vida de Isra y Cheíto, los protagonistas de la mitad de La leyenda del tiempo. Una docena de años después, el físico de los hermanos gaditanos ha cambiado, así como su temperamento y el tipo de vida que llevan en San Fernando. Lo que no se ha desgastado es la capacidad del director para registrar con su cámara los ambientes, personas, gestos y cuerpos de la realidad. Encontramos un híbrido donde la realidad y la ficción se vuelven indistinguibles en una narrativa pura.
Por otro lado, Yuli es un extraordinario largometraje en el que se narra la vida del bailarín cubano Carlos Acosta. En la cinta se entremezclan a la perfección, dejando al público maravillado, las estupendas escenas de baile con el relato de la vida del artista, desde la más tierna infancia hasta la juventud. No soy muy fan de la directora pero confieso que esta película me atrapa, enseguida quiero saber más sobre el artista cubano y todo su mundo, el cual queda perfectamente retratado. Y es que Yuli no solamente habla sobre Acosta sino sobre el exilio, la familia, el esfuerzo, la obligación de marchar, la masculinidad, la ambigüedad del arte, el regreso a casa…etc. Todos estos temas es lo que da credibilidad a la película y hace que el espectador conecte con ella.
Fotograma de Yuli
El premio del jurado a mejor guion lo comparte Yuli ex aequo con Un hombre fiel. El segundo largometraje de Louis Garrel tras Les deux amis (2015) me deja fría y la concesión del premio sorprendida, ya que hubiera podido imaginar cualquier otro pero no el de guion. Una trama cómica que, desde el primer segundo, no logra sacarme ni una sonrisa. Y, digo cómica, porque mis compañeros de sala inundaban esta de carcajadas. Me parece el peor intento de burla del peor culebrón latinoamericano: Marianne deja a Abel –su novio desde hace algún tiempo- por Paul -su mejor amigo y padre del hijo que está esperando-. Ocho años más tarde, Paul muere y Abel vuelve con Marianne. Esto provoca los celos del hijo de Marianne y de la hermana de Paul, Eca, enamorada en secreto de Abel. Durante todo su metraje se percibe una especie de ironía que no funciona y su previsibilidad se termina de cargar la cinta por completo. Lo mejor es su escasa duración.
El cineasta argentino Benjamín Naishtat, conocido por Historia del miedo (2014) y El movimiento (2015), sigue en Rojo la misma dinámica que en sus dos anteriores obras y es que parece ser que sabe tejer a la perfección los hilos del thriller. Ambientada en vísperas de la dictadura militar argentina, narra una historia de venganza en un contexto como fue el ambiente rarificado que se vivía en 1976. El cine ha reflejado en varias ocasiones este periodo convulso, desde La historia oficial (Luis Puenzo, 1985) que planteó si el ciudadano de a pie sabía lo que pasaba, hasta Garage Olimpo (Marcos Bechis, 1999) donde se mostró por primera vez los vuelos de la muerte, pasando por Kamchatka (Marcelo Piñeyro, 2002) o Capitán Kóblic (Sebastián Borensztein, 2016) y, aunque en Rojo el resultado no es mucho mayor, sí que explora las claves del género con mayor precisión, un clima más acertado y una historia diferente.
Rojo ha sido una auténtica revelación en la sección oficial y, sin querer generalizar pero cayendo en el dilema y en el tópico, toda la crítica coincide en que podría haber sido digna merecedora de la Concha de Oro. Llegados a este punto añadiré que personalmente a una servidora no le conquistó. Aunque, tanto el trabajo actoral y como en la dirección es extraordinario, de ahí las dos conchas, la película cuenta con momentos de una intensidad que no atrapan. La empatía que se puede percibir en los primeros minutos del largometraje se va diluyendo poco a poco hasta acabar en una especie de nihilismo que recae tanto en los personajes como en la historia. El guion me parece muy acertado, con unos diálogos notables para ser leídos entre líneas, y la atmósfera tiene un estilo visual llamativo. No obstante, no puedo quitarme de la cabeza ese «pero» tan grande de no encontrarme en ella y verla desde fuera.
Fotograma de Rojo
El premio especial del jurado recae sobre la cinta filipina ALPHA, The Right To Kill del maravilloso director Brillante de Mendoza (Kinatay, 2009, Cautiva, 2012). Con el trasfondo de las medidas del gobierno para luchar contra las drogas ilegales, Mendoza relata una historia que cala de lleno en nuestro corazón y nos abre una herida. Un filme enérgico y violento con imágenes llamativas de aquel mundo que no hacemos nuestro.
Blind Spot, la opera prima noruega de Tuva Novotny, se alza con la Concha de Plata a la Mejor Actriz para Pia Tjelta y no me sorprende debido a la gran actuación que muestra de esa madre coraje que hace frente, por un lado, a una relación convulsa con su hija y, por otro, a sus problemas diarios.
Hasta aquí son los premios otorgados en Sección Oficial pero no quería irme sin comentar, fuera de la Sección Oficial, el Premio Nuevos Directores otorgado a la japonesa Boku Wa, traducida al castellano como Jesús. Trata sobre Yura cuya familia deja Tokio para irse a vivir a una nevada zona rural. Debe integrarse en su nuevo colegio que es un centro cristiano pero poco a poco se adapta a su nuevo entorno. Un día, en medio de una oración, ve como se le aparece un pequeño Jesús. Cada deseo que Yura pide a Jesús se convierte en realidad y comienza a tener fe en el poder del Señor. Me parece una película tierna, cercana pese a que su argumento a priori parece una locura, pero engancha. Tiene las dosis justas de humor y, aunque puede diluir su trama entre aspectos psicológicos, teológicos y antropológicos, en ella reside una cercanía capaz de que cada uno pueda interpretarla a su manera. Rehúye de efectismos, de un guion ampuloso y acierta de pleno con su fotografía que posee una fuerza visual enriquecedora.
Fotograma de Jesús
A continuación les dejo la lista de diez películas, fuera de las premiadas, que no pueden perderse:
- Cafarnaúm de Nadine Labaki. Escuché de ella, antes de entrar a la sala, que era un panfleto lacrimógeno, después de verla pensé en el comentario el cual me pareció pura hipocresía salida de la boca de un hombre blanco rico occidental. Cafarnaúm es la cruda realidad narrada desde el punto de vista de un niño que no se regodea en sus miserias. La angustia y la tragedia de los personajes te afectan de una manera a la que Labaki no nos tiene acostumbrados. En ella muestra una magnífica dirección, ojalá no regrese más a las películas de temática naif.
- Un asunto de familia de Hirokazu Koreeda. Esta película trae a un Koreeda más fuerte que nunca. No recae en chantajes emocionales sino que juega contigo, te dejas llevar y, sin darte cuenta, estás girando en una noria que te remueve y hace daño. No, no es más de lo mismo y tampoco lo de siempre. Es Koreeda en estado de gracia.
- Viaje al cuarto de una madre de Celia Rico. La relación materno-filial es tan tierna y verosímil que te remueve. La viva imagen de que una película pueden ser solamente dos personas y una mesa. Con aires de película española del año, espero, sin duda alguna, verla brillar en los Goya.
- Leto/Summer de Kirill Serebrennikov. Me aventuraré a decir que es una joya. El montaje, el guion y, por supuesto, la banda sonora son su triada capitolina. Excesiva, caótica y visualmente impresionante. Quizá el punto negativo sea su divagación sin objetivo claro. De obligado visionado.
- Girl de Lukas Dhont. Es una ópera prima formidable que hace que no perdamos de vista lo próximo que haga Lukas Dhont. Es un profundo estudio del camino para conseguir tus sueños, con muchas trabas. Ese padre magnífico y maravilloso, perfecto compañero de vida. Su intimidad y su veracidad hacen de ella una película necesaria.
- Beautiful Boy de Felix Van Groeningen. Tanto Steve Carrell como Timothee Chalamet convencen y te sumergen en un viaje emocional que inmiscuye a toda la familia tras la incursión de las drogas en ella. A mi parecer no gustó por la tirria infundada que le tienen a Chalamet. La BSO quizá es demasiado.
- Infiltrado en el KKKlan de Spike Lee. Tiene el humor negro idóneo para dejarte llevar y meterte en ella. Es sobria, surrealista, ingeniosa y divertida. El tándem Adam Driver-John David Washington no puede ser más acertado. Hacía mucho que no lo pasaba tan bien.
- El reino de Rodrigo Sorogoyen. El pulso agitado y el ritmo agobiante se están convirtiendo en dos de las máximas de Sorogoyen. Lo de que Antonio de la Torre y Bárbara Lennie están espléndidos no es nada nuevo. Ponerse del lado del malo, del corrupto, es una tarea difícil y El reino lo consigue. Magnífica.
- Vision de Naomi Kawase. Es una bellísima historia sobre el tiempo y el amor. La poética y la metafísica son dos de las claves a las que vuelve Kawase. Triste por su odio generalizado que no entiendo, pero creo que la película es un viaje en el que te embarcas al comienzo o estás perdido.
- Baby de Jie Liu. Dura, muy dura. Un retrato angustioso de una sociedad que tiene muchas cosas inentendibles. Era mi clara apuesta para la Concha de Oro, una lástima.
Imagen superior: Isaki Lacuesta con la Concha de Oro por Ente dos aguas.
Pamela Tomás
Redactora de la Revista Kalós