Educar en la diversidad sexual a través de la imagen artística

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     Hizo en un marco a un San Sebastián desnudo coloreado que de carne y hueso parecía, de suave aire y correspondiente belleza tal, que una persona terminada parecía (…) Se dice que esta figura fue expuesta a la vista en la iglesia y los frailes encontraron, a través del confesionario, mujeres que habían pecado al verla, habiendo confesado lascivia por la imitación del vivo (…) por este motivo fue llevado  de la iglesia, a una sala capitular.

Las vidas de los más excelentes pintores, escultores y arquitectos, 1550.

Con este fragmento sobre el pintor toscano Fray Bartolomeo, Giorgio Vasari recogió en sus célebres Vidas el deseo sexual que las mujeres (aunque probablemente también algunos varones) experimentaban al contemplar la imagen la de San Sebastián pintada por el artista en el convento de San Marcos de Florencia. A lo largo de la Historia, las obras de arte han sido siempre poderosas por la enorme capacidad de sugestión que tienen sobre su público.

Decir que las Humanidades han quedado marginadas en nuestro sistema educativo no es ninguna hipérbole. La Ley vigente, con el pretexto de fomentar entre los estudiantes el espíritu emprendedor, ha otorgado a otras materias un peso mucho más contundente. En este sentido, la Historia del Arte es una gran perdedora. Durante la ESO, los contenidos de Arte que deben impartirse en Geografía e Historia no suelen ser trabajados por los docentes. Al llegar a segundo de Bachillerato pocos alumnos son los que escogen esta materia debido a su densidad de contenidos. Sin embargo, al utilizar como instrumento principal las imágenes, la enseñanza de la Historia del Arte ofrece una genial posibilidad de trabajar las Competencias Sociales y Cívicas y las de Conciencia y Expresiones Culturales. Por ello, poniendo un ejemplo de la versatilidad que los contenidos de Arte pueden tener en la Educación, propongo analizar su valor a la hora de educar a los adolescentes en el respeto y la diversidad sexual.

Uno de los múltiples cambios que afectan a los seres humanos durante la adolescencia es el de experimentar los primeros sentimientos de enamoramiento, atracción, y en muchas ocasiones la vivencia de las más tempranas experiencias en pareja. La adolescencia constituye una etapa en la que se comienzan a definir los intereses, gustos, preferencias a la hora de crear la afectividad sexual nos acompaña a lo largo de su vida. Un estudio reciente de la Liga Española de la Educación de Utilidad Pública, destacó cómo en mitad de esta nueva realidad en la que los adolescentes se enfrentan a sus primeras relaciones sexuales, relaciones informales o de noviazgo, suelen sentirse confusos en muchas ocasiones. Uno de los problemas más comunes entre ellos es la rapidez con la que quieren vivir. Fernando Maestre en La adolescencia adelantada, analizó cómo las últimas generaciones de adolescentes han querido vivir rápido, adelantándose a muchas experiencias en el tiempo. En algunas ocasiones esto se traduce en la vivencia de situaciones de peligro que amenazan su propia integridad.

La entrada en la pubertad entorno a los 11 o 12 años, supone para los jóvenes el inicio de toda una serie de transformaciones físicas que van unidas a la existencia de una sociedad que tiende a la hipersexualización de los niños y los jóvenes, la cual abarca desde la publicidad a la que viven expuestos, hasta la manera en que se visten. En mitad de todo este contexto de duda y confusión, los adolescentes comienzan a cuestionarse cuál es su orientación sexual y su identidad de género. El segundo paso es el de experimentar las primeras relaciones afectivas. En ellas, la falta de experiencia y la inseguridad desencadenan en algunas ocasiones en una dependencia emocional de los jóvenes en estas tempranas relaciones.

Actualmente nuestros adolescentes reciben charlas y clases de educación afectivo-sexual, con el objetivo de que conozcan desde la pubertad todos los medios que tienen a su alcance para mantener relaciones sexuales “seguras”. Sin embargo, suele olvidarse la cuestión de la educación emocional del adolescente en el campo de las relaciones afectivas sin comprender que también es necesario saber protegerse ante situaciones de dependencia emocional.

A través de las obras de arte es posible explicar a los adolescentes los distintos tipos de relaciones amorosas. Gracias a la pintura y la escultura de diferentes épocas, podemos mostrarles la legitimidad de todas las orientaciones sexuales presentes en las imágenes artísticas, las cuales sirven además para explicar los diferentes tipos de relaciones, el concepto de dependencia amorosa y cómo evitarla.

Aprovechando la proximidad del 28 de junio, Día Internacional del Orgullo LGBT por la conmemoración de los disturbios de Stonewall en Nueva York en 1869 ofrezco varios ejemplos de imágenes que pueden ser utilizadas en las aulas para ejemplificar las diferentes orientaciones sexuales.

Para ilustrar la heterosexualidad, puede recurrirse a los múltiples besos existentes en la Historia del Arte. En ejemplos como el de Hayez, un pintor del Ottocento italiano, o en el celebérrimo de Gustav Klimt, dos personas del sexo opuesto expresan su amor a través del contacto físico. La imagen del beso ofrece múltiples posibilidades de análisis cuando se aprecia en sus diferentes versiones. Las hay especialmente violentas, como las representaciones eróticas del beso realizadas por Géricault, en las que los musculosos cuerpos masculino y femeninos se funden en una tensión no resulta, expresando la oposición entre el deseo de unirse al otro y el de mantener la propia individualidad. Otras, como las de Edvar Munch o  Franz Von Stück ilustran el creciente poder de la mujer a finales del siglo XIX y comienzos del XX. En estas versiones ellas son mujeres fatales, cuyo erotismo es motivo de temor y a la vez de deseo para los hombres.

Con el objetivo de generar intercambio de ideas y debate otro de los casos a analizar pueden ser las dos figuras que ocultando sus rostros con telas se besan en el lienzo Los amantes de Magritte (1928).

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El beso, François Hayez (1859)

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El beso, Gustav Klimt (1907-1908)

Para presentar a los alumnos la homosexualidad también existen referentes artísticos. Es el caso de la citada iconografía de San Sebastián, el cual sobre todo en el Barroco se convirtió en un ejemplo claro de  erotismo masculino. Los artistas lo utilizaron como pretexto religioso para recrearse en la representación de la belleza masculina, haciendo alarde de sus capacidades artísticas. También propongo el caso de Antinoo, el joven amante masculino del emperador Adriano, célebre por su belleza, y deificado tras su muerte. Son muchísimas las esculturas que representan a este personaje, cuya historia suscitará seguramente la curiosidad y la reflexión de los alumnos. Por otra parte, ejemplos de mujeres actitudes sexuales encontraremos en el arte occidental a partir del XIX, como podemos apreciar en algunas obras de Toulouse Lautrec. En ellas nos sentimos voyeurs, observadores inoportunos de escenas a las que no estamos invitados. Todas ellas ilustran el ambiente liberal que existía entre la bohemia artística parisina durante la Belle Époque, en las que las drogas y el sexo se convirtieron en estimulantes a los que los artistas más vanguardistas recurrían frecuentemente. En otra esfera distinta, en el arte japonés sobresalen las explícitas imágenes de los ukiyo-e, grabados realizados mediante la técnica de la xilografía, ampliamente difundidos en Europa y Estados Unidos desde la segunda mitad del siglo XIX, con un impacto directo sobre el arte occidental.

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Retrato de Antinoo, S. II

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Dos novias, Toulouse-Lautrec, 1894

La enorme fuerza de las imágenes del ukiyo-e también puede servir para ilustrar la bisexualidad. Dentro de estos grabados existe un género erótico llamado shunga que destaca por lo explícito de las imágenes. Pero pueden encontrarse algunas de contenido menos pornográfico, útiles para mostrar a los alumnos la visión que el arte japonés ofrece de este tipo de orientación sexual. Estas imágenes eran coleccionadas por las clases medias japonesas, quienes la adquirían a un precio asequible. Al romper con muchos de los tabúes existentes en Occidente en el siglo XIX, numerosos artistas europeos se hicieron con ellas, llegando a crear sus propias versiones de estas impactantes escenas.

Los ejemplos son abundantes y todos ellos incitan a la reflexión, al debate y al intercambio. El objetivo último es que los adolescentes se sientan identificados con las imágenes propuestas, sea cual sea su orientación sexual. Gracias a ellas comprenderán que a lo largo de la Historia siempre ha existido, libre o encubierta la diversidad sexual. De esta manera los comprenderán que su libertad y su respeto constituyen un valor transversal, en el que deben ser formados para poder defenderlo a lo largo de la vida.

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Dos prostitutas dándose un beso a espaldas de su patrón, Nishikawa Sukenobu (ca. 1716–1735)

 

Imagen superior: Dos amigas, Toulouse Lautrec, 1895

 

 

Guillermo Juberías Gracia

Redactor de la Revista Kalós