Bajo el nombre de ete, encontramos a Evyenía Tzortzi, nacida en Mesolonghi, una pequeña localidad de la costa oeste de Grecia, dónde vive los primeros 18 años de su vida. Estudió Filología Inglesa en Atenas al mismo tiempo que aprende castellano y es en el 2010 cuando llega por primera vez a España con una beca Erasmus para estudiar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Volverá a finales de 2011 y en 2012 se matricula en el departamento de Joyería artística de la Escuela de Arte de Zaragoza.
Siempre he entendido el mundo a través de mis manos, a través de la creación. Mi camino me ha llevado por lugares muy distintos, no siempre relacionados con el arte, que son ahora el pozo de donde “bebe” mi arte.
La columna vertebral de su obra es la narración.
Mi motivación a al hora de plantear un proyecto es la posibilidad de contar una historia a través de la obra. Muchas de mis obras son autobiográficas pero mi propia historia queda en el subsuelo. Me parece muy importante utilizar este material junto con la mitología, la poesía o la filosofía para contar historias dónde más personas pueden verse reflejadas, historias vigentes, actuales, que promueven, a veces, un discurso.
Ejemplo de ello, la obra Un estudio sobre Medea que se presentó en la exposición Hilaku: Diálogos con el arte textil, en abril del 2017, en el Centro Joaquín Roncal, y en el Centro de Artesanos de Aragón en noviembre del mismo año.
Medea es el arquetipo de la hechicera, de la mujer que ama sin mesura ni control, con una pasión que está por encima de sus instintos maternales. Pasión sobrehumana y desmesurada la que guía sus actos, desde el principio hasta el final. Las Medeas del siglo XXI son hechiceras silenciosas, labradoras de las tierras, a veces inhóspitas, del arte y del pensamiento, hacedoras de todo tipo. Y matan a sus “hijos”, sí, de mil maneras. En el silencio de su deseo más profundo, en el abandono de su voz, en la entrega, en la crianza, y los mil y un yugos de la vida moderna.
Durante el 2017 desarrolló un proyecto de experimentación que consistía en la creación de un anillo para el dedo menique que se presentaba cada viernes. El proyecto se llama #LFF o #littlefingerfridays y se compone de un total de 52 anillos hechos en una variedad de materiales y tamaños, que exploran distintas técnicas y que a través de la fotografía crean un diario visual de la creación.
El reto no consistía sólo en la creación del anillo, sino también en encontrar el título, poner la pieza en un contexto y hacer la foto. Había días en los que a pocas horas antes del medianoche del viernes se desmoronaba todo y tenía que inventarme algo, cambiar de ruta y dar una solución aunque la foto llegase a las redes sociales a las 23.43 de la noche.
A finales de 2017 realiza su primera exposición individual en el taller de escultura creativa El Arquetipo. En Un paseo por el bosque presentó un conjunto de piezas hechas con madera recopilada en los paseos por la montaña. Ligeramente tratada, la madera se combina con la plata para dar lugar a una serie de talismanes dónde el trabajo manual se fusiona con la forma y el espíritu de los materiales naturales. El proyecto exploraba el acto de andar como una vertiente más del proceso creativo.
Como una representación visual de la vida que se vive a través de la creación y de la creación que surge a través de la vida, andar y hacer se fusionan en un mismo acto. Manos que hacen, pies que andan, corazón que siente, cabeza que piensa. El cuerpo entero, presente, es la misma materia prima con la que estamos creando. Ser y andar, hacer y ser, los caminos entrelazados de la vida y de la creación se forman paso a paso.





