Día cuarenta y… No lo sé, bueno un mes y algún que otro día más de confinamiento y por fin me digno a escribir tras un buen tiempo de refrescar y de desempolvar mis conocimientos sobre net.art.
¿Net.art? ¿De qué me estás hablando? Pues sencillamente de arte concebido en internet y para internet exclusivamente. Pero, para comprender mejor de que te hablo, volvamos unos años atrás en el tiempo.
Para entender la génesis del net.art debemos retroceder a los años ochenta, momento en el que ya estaba plenamente asentado el hecho de que en el propio acto comunicativo radicaba la obra de arte con prácticas como el mail art o el arte por teléfono. Un ejemplo de esta línea de trabajo sería The world in 24 hours de Robert Adrian, un evento en red celebrado durante el festival Ars Electronica en 1982 que unió a dieciséis ciudades de todo el mundo para generar y transmitir contenidos a través de una gran red de comunicación. Es decir, vemos como ya prevalece el proceso comunicativo por encima de la representación final.
The World in 24 Hours en el Ars Electronica Festival, 1982. Fotografía de Sepp Schaffler. Fuente: https://anthology.rhizome.org/the-world-in-24-hours
Además, previamente a la masificación de internet, los propios artistas, científicos e ingenieros informáticos trabajaban conjuntamente para poder establecer sus propias redes de comunicación. Y una muestra de ello está en los intentos que se llevaron a cabo desde el ZKM (Zentrum für Kunst und Medien) de Karlsruhe con ejemplos como Televirtual Chit Chat de Jeffrey Shaw en 1993.
Pero, en 1995 se impone la World Wide Web y el lenguaje hipertextual posibilitando la interactividad y un uso abierto. Los artistas comienzan a experimentar las particularidades del medio y encuentran en él la vía para poder incluir nuevos puntos de vista y desarrollar sus trabajos al margen de las tradicionales instituciones y redes de distribución y mercantilización del arte creando un nuevo lenguaje, el del net.art.
El origen del término net.art surgiría de manera espontánea de un mensaje que recibió Vuk Cosic en diciembre de 1995 enviado por un anónimo y en el que únicamente era legible la palabra Net.Art dada la incompatibilidad del software. Vuk Cosic encontró en ese mensaje la denominación para las prácticas que se estaban haciendo en el campo artístico, dándoles el nombre de Net.Art, en una especie de gesto dadaísta, de ready-made.
El término rápidamente fue asumido por aquellos artistas que estaban experimentando con el medio, reconociendo que ellos también eran net.art y surgiría así la primera generación de netartistas formada por Vuk Cosic, Alexei Shulgin, Jodi, Heath Bunting y Olia Lialina.
Surgen las primeras prácticas y vemos cómo los artistas plantean sus obras con cierto espíritu que los une a las vanguardias históricas. Desarrollan sus propios manifiestos, se alejan de los circuitos tradicionales, de la institución del arte y sus sistemas convencionales de distribución y exposición, y cuestionan el papel del autor y la idea de original y obra única planteando una verdadera democratización del arte y los medios. El desarrollo de las propias obras en y para internet les permite crear y exponer su trabajo de manera autónoma e independiente, y esto les ayuda además a poner en debate la reconsideración de los espacios físicos como únicos legitimadores del arte.
Captura de My boyfriend come back from the war de Olia Lialina, 1996. Fuente: http://www.teleportacia.org/war/
Estas primeras obras se caracterizaron sobre todo por la utilización de la narrativa digital y el lenguaje del hipertexto, es decir, una narrativa no lineal y fragmentada basada en el vínculo entre varios textos mediante enlaces. Se ponen en el centro del debate los medios unidireccionales y se plantea la necesidad de interacción entre artistas y artista-público dando lugar a un planteamiento de arte colectivo, colaborativo y bidireccional. Un ejemplo sería My boyfriend come back from the war de Olia Lialina, 1996.
Se reivindica el papel del espectador como productor y la creación colectiva. En las obras de net.art la interacción del espectador es fundamental para completar el proceso de comunicación artístico, de lo contrario la red se constituiría en un mero escaparate más. De manera que nuevamente, como ya habíamos visto en prácticas como el mail art, el acto comunicativo queda por encima de la representación final de la obra.
Y en esta línea, otro de los aspectos por los que se caracterizarán estas obras será por la disolución entre lo público y lo privado. Internet reconfigurá los espacios de la esfera pública y privada de manera quedan unificados y se consigue un libre acceso para todo aquel que esté conectado a la red. Democratización de los espacios y por consiguiente democratización del arte con el desarrollo del net.art, algo fundamental también para estos artistas.
Captura de The File Room de Antoni Muntadas, 1994. Fuente:http://www.thefileroom.org/
Pero, a pesar de los planteamientos iniciales, hay que decir que tuvo un proceso de institucionalización y reconocimiento rápido por parte de algunos centros. En 1995 Ars Electrónica reúne a teóricos y artistas pioneros, en 1996 se funda el portal Rhizome, en 1997 la Documenta X de Kassel incluye obras de autores como Jodi o Alexei Shulgin, y en 1998 Olia Lianina crea el portal Teleportacia donde llegó a realizar una exposición en la que puso en venta algunas obras.
La democracia con la que había surgido el net.art y su desarrollo al margen de los circuitos tradicionales acaban poniéndose en cuestión. Algunos autores como Vuk Cosic hablaron entonces sobre el final de este tipo de arte, pero lo cierto que es que el net.art iba más allá de dicho carácter independiente.
Hay que tener en cuenta que con el cambio de siglo encontramos nuevos avances en el medio que conllevan, desde luego, la diversificación del tipo de obras y su adaptación. Surgen nuevos lenguajes y software, la web 2.0, y vemos como incluso cuestiones como la alta velocidad de navegabilidad acaban alterando la estética predominante en las obras. Inicialmente las obras debían adaptarse a conexiones lentas, pero con este cambio vemos cómo se introducen nuevos elementos que otorgan a las obras mayor dinamismo: gráficos, archivos de imagen, video.
Captura de The Google Adwords Happening de Chistophe Brune, 2002. Fuente:http://www.iterature.com/adwords/
Encontramos pues una gran variedad de obras. Obras desarrolladas con software específicos, obras abiertas e interactivas en las que el usuario incluso puede agregar contenido, narrativas navegables que nos convierten en generadores de ficciones, obras resultado del reapropiacionismo del inmenso material colgado en la red, obras que podemos clasificar dentro de la categoría de “hackerismo” –una práctica llevada a cabo desde los inicios sobre todo por Jodi–, e incluso el happening con obras que involucran a los usuarios en un acontecimiento artístico interactivo. Un buen ejemplo sería el de Christophe Bruno con The Google Adwords Happening, 2002, comprando algunas palabras clave del buscador para que éste condujera al espectador a su poesía sin sentido en forma de anuncio. Acción que acabó censurada por Google.
Creo que ha quedado claro que el net.art es un arte concebido en internet y exclusivamente para internet. No incluye, por tanto, a todas obras creadas por ordenador y mucho menos a las destinadas a distribuirse por otro medio que no sea la red. Pero lo mejor es descubrirlo, así que mientras tanto os dejo algunos recursos web para que podáis zambulliros en este mundo del net.art y tengáis una experiencia artística real durante estos días.
– http://www.teleportacia.org/
– https://anthology.rhizome.org/
– https://whitney.org/artport : Portal y galería en línea de net art y new media art del Whitney Museum of American Art.
– http://netescopio.meiac.es/index.php : Archivo de arte en la red del MEIAC (Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo) que reúne obras de los más destacados artistas de este medio.
– http://netart.org.uy/: Mapa-recopilación de obras de netartistas latinoamericanos, mailing-list y enlaces a otros sitios web relacionados.