¡Hay que ver con el Arte contemporáneo! Uno de sus aspectos más geniales es su capacidad para interrogar al espectador. Cada uno tendrá mucho que decir sobre él, y podría haber subrayado cualquier otro elemento definitorio entre la larga lista y su etcétera correspondiente, pero hoy me quedo con su poder para interpelar. Sin ánimo de hacer una gran revelación a nadie con esta afirmación, simplemente quiero partir de esta virtud en Supervivientes. La violencia machista como tema en el arte contemporáneo del Estado español, muestra temporal que se ubica en la Sala Juana Francés de la Casa de la Mujer de Zaragoza hasta el 4 de mayo de 2018.
La muestra colectiva acoge videoarte, fotografía, serigrafía, arte textil, performance o instalación. La selección nos ofrece significativos ejemplos que han ido configurando el imaginario colectivo de las supervivientes de la violencia machista -sí, supervivientes en lugar de víctimas, como ha preferido denominar la comisaria Elena Fraj. A lo largo de una evolución desde el tardofranquismo hasta hoy, se muestra cómo el arte ha condicionado la percepción de una realidad, en este caso de las mujeres en situación de violencia. Se exploran a su vez sus consecuencias, mostrando un prototipo de “víctima” al cual muchas no se adaptan.
Las creaciones femeninas expuestas, algunas de ellas encuadradas dentro del feminismo, se corresponden a distintos momentos históricos que expresan cómo se ha visto la violencia machista. En esta evolución se parte de la agresión a las mujeres como hecho casi anecdótico, para pasar a visualizar la violencia institucional, intersubjetiva y simbólica.
Discriminació de la dona (1977), de Eulàlia Grau en la Sala Juana Francés.
La exposición, se divide en tres ejes: político, activista y artístico. A su vez, se traza una correspondencia entre, por un lado, las distintas formas de representación artística de la violencia machista en orden cronológico, y por otro, el proceso psicológico de superación que atraviesa una superviviente.
En primer lugar encontramos invisibilización y negación del maltrato, cuyo concepto plasma en la actualidad Sara Berga. Home Hard Sweet Home (2016) es una genial obra realizada mediante punto de cruz, donde verbaliza lo que esta creadora y superviviente ha sufrido y negado durante muchos años. Buena cuenta puede dar la propia artista del poder de la manipulación psicológica que se sufre, de acuerdo con en esta primera fase aludida.
Nadie te va a creer, Me tienes que corresponder como mujer, Si te duele es porque te pones nerviosa… La obra ilustra un compendio de frases de agresores del todo familiares que se dan generalmente en ámbito doméstico, al igual que las labores de bordados.
Hard Sweet Home (2016) de Sara Berga.
En los años 70 y 80 comienza a reconocerse la identidad de víctima. Ajena a los medios y opinión pública, manifiesta evidencias físicas de violencia como forma de dar a conocer su opresión. El Estado y orden social deja al sector femenino un limitado marco de actuación. Por ello, la denuncia al sistema se evidencia en la obra de Eulàlia Grau, de quien se expone Discriminació de la dona (1977), mostrando los restrictivos roles a los que se circunscribe la mujer. Por otro lado, la invisibilización femenina queda perfectamente reflejada en la fotoacción de Fina Miralles, Enmascarats (1976), donde la protagonista se va quedando progresivamente sin voz, anulada por la máscara.
Fotoacción de Fina Miralles Enmascarats (1976), expuesta en Supervivientes.
Sigue una línea pareja Scope (1998), la instalación fotográfica de Pilar Beltrán, si bien ésta se encuadraría en una segunda fase. También corresponde a esta siguiente etapa Mujer Trama (1997), de Virginia Villaplana. Asistimos a un importante salto en el que la violencia deja de estar restringida al ámbito doméstico para pasar al mediático. En esta línea encontramos S/T Sangre en la calle (1992), siete acciones en las que la autora, Pilar Albarracín, yace inmóvil sobre un charco de sangre en el suelo de distintas calle.
En este cambio de paradigma de lo privado a lo público son clave casos como el asesinato de Ana Orantes en 1997. Su impacto en la audiencia y seguimiento televisivo daría lugar a la espectacularización de la violencia.
De este modo llegamos a la tercera fase, caracterizada por la hiper-representación, que comienza a mediados de los 90 y arriba hasta nuestros días.
Secret Strike (2003) de Alicia Framis es el registro de una performance realizada, en la proyección ofrecida en la sala, por un colectivo de mujeres que se congelan sin previo aviso en el cruce de una vía urbana. El grupo femenino desconcierta por la aparente cotidianeidad de la acción, vistiendo un par de guantes rojos como único elemento común. También utiliza en 2016 un elemento con carga simbólica Gema Rupérez en Mácula, (sobre la cual puedes leer los artículos que le dedicamos en Revista Kalós aquí o aquí). Cada pañuelo que compone la instalación lleva anotado un número alusivo a cada una de las mujeres que han sido asesinadas desde 2003 hasta hoy.
Imagen del catálogo de la exposición Superivivientes, disponible en la Sala Juana Francés. pp. 28 y 29.
Muy diferente es la obra de Cristina Lucas, si bien mantiene en cierto modo la quietud y suspensión de las anteriores obras. La liberté raisoneé (2009) reinterpreta el célebre cuadro de Delacroix de La libertad guiando al pueblo (1930). La protagonista, famosa alegoría de la libertad, guía con el torso desnudo a la sociedad al sistema de gobierno patriarcal moderno, opresivo y desigual, entre otros, para las mujeres.
Por último, la exposición se acompaña con cuatro vídeos que muestran el cambio de víctima a superviviente, producidos en un interesantísimo taller desarrollado con motivo de la muestra. En él participaron estudiantes de la ESDA en colaboración con la asociación Somos Más y mujeres que han atravesado situaciones de violencia. Los resultados de esta necesaria iniciativa se han ganado su hueco en la sala. Y por supuesto, también se han ganado tu visita.
Vídeo creado en el Taller Representaciones, realizado entre el 15, 16 y 17 de febrero de 2018 en la Casa de la Mujer.
Imagen superior: Nadie te va a creer (2016) de Sara Berga expuesto en Supervivientes. La violencia machista como tema en el arte contemporáneo del Estado español. Fotografía cedida por la autora.
Raquel Monteagudo
Redactora de la Revista Kalós