En ocasiones una obsesión puede llegar a explotar lo mejor de nosotros mismos. Nos adentra en campos nuevos y estimulantes. Hace que nos enamoremos loca y perdidamente de los detalles y los entresijos, mientras nos transporta a una vida en la que nos desenvolvemos con naturalidad. Una obsesión despierta nuestros deseos y nos hace soñar.
Mari Ito es una artista obsesionada. Obsesionada con reflejar un mundo interior e increíblemente rico. Obsesionada con las flores, los colores, las composiciones enérgicas y llenas de vida. Obsesionada con su tradición pictórica pero también con la contemporaneidad. Obsesionada con sus preocupaciones y reflexiones de carácter social. Es una artista dispuesta a embarcarse en sus deseos más primarios y llevarnos a nosotros con ella a través de un rico mundo de obsesiones y delirantes imágenes con decenas de niveles de lectura.
Mari Ito con su obra. © Toni Mateu
Esta artista nacida en Tokio pero residente en Barcelona desde el año 2006 ha llegado hasta Zaragoza gracias a la investigadora Alejandra Rodríguez Cunchillos, quien ha comisariado la exposición Mari Ito: el jardín de los deseos del Japón contemporáneo, que se podrá visitar en el Torreón Fortea hasta el 23 de junio.
La artista japonesa comenzó su formación en pintura en el año 2003, especializándose en nihonga -pintura tradicional japonesa-. Este hecho nos explica porque en muchas de sus obras vamos a poder apreciar características estilísticas, formatos y técnicas ajenas al ámbito occidental, y de esta manera podemos observar en esta muestra tanto pinturas sobre papel japonés –kadoidewashi y oguniwashi– y biombos como piezas cerámicas e instalaciones, junto con productos de diseño que ha realizado para grandes marcas internacionales.
Debido también a su formación, en su obra podemos encontrar referencias a la tradición, las escuelas históricas de pintura japonesa y a otras manifestaciones artísticas como el ikebana -arte del arreglo floral- o a los patrones clásicos decorativos nipones. Pero a la vez podemos encontrar enlaces con otros artistas japoneses actuales como Yayoi Kusama o Takashi Murakami. E incluso junto con estos referentes Mari Ito también deja ver su claro el interés en el Bosco o en las Vanguardias europeas.
Id (Nacimiento de id), 2009. Pigmentos, cola nikawa, tinta china y papel japonés oguniwashi, 60×120. Colección particular. © Toni Mateu
A toda esta serie de influencias habría que añadir al médico austriaco Sigmund Freud, cuyas teorías sobre el funcionamiento psíquico han marcado profundamente la obra de la pintura japonesa, en donde explora fundamentalmente sobre el origen primitivo y primario de los deseos (el id).
En esta muestra vamos a poder sumergirnos, de una manera inigualable, en la obra de Mari Ito a través de cuatro espacios. El primero de ellos dedicado a mostrar la labor y el proceso creativo de la pintora, algo que no se suele destacar en las exposiciones, pero que la comisaria ha tenido la certeza de mostrar, no solo porque pueda ser interesante, sino porque es una gran forma de entender la producción de la artista.
El segundo espacio es una gran sala en la que se muestra todo el esplendor y colorido de la obra de Mari Ito. Un gran jardín de pequeños deseos en donde podemos atender a los intereses más íntimos de la artista a través de pinturas de diferentes formatos y esculturas cerámicas.
En la tercera zona pasamos a formar parte de las dinámicas composiciones de la pintura a través de una instalación con espejos. Una suerte de mundo de Alicia en el País de las Maravillas.
Por último, los brillos y colores se difuminan para dar paso al último espacio a través del que Mari Ito nos da su perspectiva personal del Japón Post-Fukushima, un desastre que comprensiblemente impactó enormemente al pueblo japonés, pero el cual sigue siendo un tema tabú.
The result of desire, 2013. Pigmentos, cola nikawa, tinta china y papel japonés, 162×130.
En definitiva y dando nuestra opinión más personal, conocer en persona el trabajo de Mari Ito es realmente estimulador. Son piezas cargadas de emoción y detalles que hacen que podamos estar observándolas largo tiempo, absortos en un punto u otro de las composiciones. Pero además de hacernos soñar, las profundas reflexiones, tanto intimistas como de carácter social nos hacen pensar y plantearnos muchas preguntas.
Por lo tanto os recomendamos a todos no perderos esta exposición y las actividades que se han planteado en torno a la misma para dinamizar y dar a conocer y contextualizar la obra esta artista.
Imagen superior: Origen del deseo (Alegría). 2018. Pigmentos, cola nikawa, tinta china y papel japonés oguniwashi, 90×90. Colección Saris-Gallhofer. © Toni Mateu
Alejandro M. Sanz Guillén
Redactor de la Revista Kalós