Ternasco sin sal: Colección de Obra Gráfica de Casa Ganaderos en el Museo Pablo Gargallo

Quienes me hayan leído en alguna ocasión o me conozcan personalmente sabrán de mi interés y pasión por el mundo del Arte Gráfico. Este término con el que se engloban todas las técnicas de grabado y estampación me resulta realmente fascinante por los increíbles e inimaginables resultados artísticos que ofrecen. Por eso no es de extrañar que en cuanto en Zaragoza se enfoca alguna exposición centrada en el mundo de la Obra Gráfica yo acuda raudo y veloz a dejarme maravillar por las piezas expuestas.

Lamentablemente, esta experiencia tan buscada y ansiada no ha sido lo que me he encontrado en la sala de exposiciones temporales del Museo Pablo Gargallo, donde se recoge la muestra “Colección Obra Gráfica de Casa Ganaderos . 1992/2018” hasta el 29 de enero.

Esta exposición buscaba dar a conocer, con motivo del 800 aniversario de la Casa de Ganaderos de Zaragoza, los diferentes grabados realizados por artistas aragoneses contemporáneos que esta institución, de las más antiguas del país, lleva ofreciendo desde 1992 como regalo empresarial en Navidad. De esta forma se quieren dar a conocer los 27 años de promoción artística de esta empresa.

El resultado ha sido una exposición, bastante decepcionante, recogida en una pequeña sala del museo zaragozano, donde se muestran las 27 piezas encargadas anualmente a diferentes artistas aragoneses.

A continuación no voy a criticar la temática en torno a la cual giran las piezas, pues tratándose de Casa de Ganaderos es normal que se centren en su labor ovina, e incluso hay obras que llegan a resultados realmente interesantes. Tampoco me voy a meter con la labor de mecenazgo de esta institución, que me parece maravillosa, si bien es cierto que destacar como un hito los 27 años de promoción artística en una institución que presume de cumplir 800 años me parece absurdo.

Incluso si la exposición se hubiera recogido en otra institución a lo mejor la vería con otros ojos. Pero desde luego, esta muestra no me parece que esté a la altura de otras exposiciones temporales realizadas en el Museo Pablo Gargallo, ni creo que este espacio sea el más adecuado.

Muchas de las obras expuestas son insoportablemente clásicas y de una calidad horrible, a pesar de que algunas de ellas están elaboradas por grandes artistas aragoneses contemporáneos como Alberto Duce, Natalio Bayo, Eduardo Laborad, Ignacio Fortún, Ignacio Mayayo o Manuel Lahoz, entre otros. Las soluciones que algunos artistas resolvieron para esta tarea promovida por Casa de Ganaderos resultan, en algunos casos, hasta aberrantes.

Mención aparte requieren las dos vitrinas en el centro de la sala donde se muestran los utensilios necesarios para realizar los grabados. Esta es una corriente que me estoy encontrando en muchas exposiciones cuya temática principal es el Arte Gráfico. Se reserva algún pequeño espacio para acumular planchas, buriles, puntas e incluso tórculos, para mostrar la complejidad de estas técnicas. Pero como en la mayoría de los casos, se dejan simplemente expuestas sin ninguna contextualización ni aclaración de para qué sirven. ¿Acaso cuesta tanto a nivel de producción de la exposición una pequeña cartela o dibujos para mostrar al espectador los usos de estas herramientas?

Quiero acabar destacando algunos aspectos positivos de la exposición, y es que hay obras que sorprenden y son destacables. Entre ellas quiero mencionar a Paco Simón, María Cristina Gil, Javier de Pedro, Silvia Aurelia Pagliano y por supuesto a la magnífica Iris Lázaro.

En definitiva, no creo que los fondos de esta colección de Obra Gráfica de Casa Ganaderos sean tan loables como para dedicarles una exposición y menos dentro de un museo como el Museo Pablo Gargallo. De todas formas, sigo manteniendo que la iniciativa de promoción artística de Casa de Ganaderos, aunque relativamente corta en su historia, es admirable, y espero dentro de unos años poder asistir a una exposición más completa de esta colección.

 

 

Imagen superior: vista general de la exposición.

 

 

Alejandro M. Sanz Guillén

Redactor de la Revista Kalós