Antes de despedir el año sin pena ninguna, echamos la vista atrás un segundito para referirnos a una artista cuya obra pisaba por primerísima vez la ciudad de Zaragoza en el 2020: Paula Rego. Con razón o sin ella, lo mejor que se ha podido ver en la capital aragonesa a ojos de una servidora.
Si no te suena su nombre, es que no empleaste del todo bien tus horas de desconfinamiento y veraneo, porque desde la reapertura del Museo Goya el 2 de junio hasta el 13 de septiembre se podía visitar su exposición monográfica. Pero no estamos aquí para juzgarte o para lamentarnos sino para invitarte a conocer un poquito más sobre esta maravillosa artista.
Escape (2009), estampa de Paula Rego, realizada al aguafuerte y aguatinta.
También te puedes haber cruzado con su obra si te has dado un garbeo por el British Museum, si conoces la Casa das Histórias en Cascáis, si tuviste la suerte de ver la exposición que le dedicó el Museo Reina Sofía o un largo etcétera. Y es que esta lisboeta afincada en Londres es a sus 85 años de edad una pintora, grabadora y escultora activa sobradamente reputada.
Esta es razón suficiente para que cualquier institución en Zaragoza estuviera interesada en organizar una muestra con su obra (con algún caso inédito), pero el Museo Goya contaba con el factor extra de que la propia Rego admira profundamente las creaciones de Goya. Y relacionar a la portuguesa con el aragonés es abrir un buen melón porque se pueden extraer numerosos elementos en común: lo grotesco, el realismo crudo basado en la observación natural, el carácter narrativo de su figuración, la carga emocional, la rapidez en la ejecución, la experimentación técnica constante… En fin, no hay que ser un lince para reconocer en Goya cierta inspiración cuando vemos en las estampas de Paula Rego, con esa crudeza para representar los berenjenales bélicos, o esos simpáticos pero abominables humanos animalizados (o viceversa).
Imagen superior: Detalle de Mother loves you (2009), realizada por Paula Rego al aguafuerte y aguatinta.
Sin embargo, como sucede en la ciudad de Zaragoza, no todo se reduce a Goya. Aspectos como el feminismo o el subtexto político son señas autóctonas de las creaciones de la portuguesa. Por eso, si su estilo figurativo e incluso algo imaginativo te parece que es algo pasado o poco vanguardista para ser una artista que se ha desarrollado en la segunda mitad del siglo XX, déjale un respiro para poder hablar. En resumen:
- 0% complaciente.
- 100% actual.
Vista de la exposición Paula Rego. Con razón o sin ella: instalación Glotonería (2019).
Quien tuvo la ocasión de toparse con la instalación inédita Glotonería que realizó el año pasado, seguro que no quedó indiferente. Y es que Rego es una jefa a la hora de tratar los comportamientos de las personas mediante sus experiencias y sentido de la justicia. A través de su óptica personal, se mete con los roles impuestos por la sociedad o con la crueldad humana. De esta manera se plantea la mordaz e inquietante Serie de la Mutilación genital femenina, con estampas maravillosas y enormes en las que combina esencialmente aguatinta con aguafuerte.
Vista de la exposición Paula Rego. Con razón o sin ella: estampa Circumcision (2009).
El ingrediente más imaginativo se encuentra especialmente en su obra ilustrada, pero tampoco esperes fantasía de unicornios y arco iris, sino obras como la inédita Hadas comiendo niños o Niña tragándose un pájaro.
Por último, son los referentes históricos y literarios los que terminan de conformar la base del universo de esta artista inquieta, (a la que difícilmente le quedarán muchos materiales y técnicas con los que experimentar en su lista). Así lo representa en uno de los highlights realizado a pastel que pisó Zaragoza: el tríptico El pescador, que nos lleva desde el litoral de su infancia en Cabo da Roca a la obra de Dante que le leía de niña su padre, protagonista de la obra. Alude plásticamente tanto el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que representa a su familia como al Paraíso, el Purgatorio y el Infierno. Una locura bien entretenida donde perderse.
Vista de la exposición Paula Rego. Con razón o sin ella: tríptico al óleo El pescador (2005).
Y si te pensabas acabamos hacia abajo el artículo, el año y todo, decir que en el fondo la obra de Paula Rego no se queda en la desesperación, sino que guarda cierta esperanza. Luego que no se diga.