Me encanta ir a ver conciertos en directo, me encanta ir al teatro y sentir el ambiente del público y las emociones en vivo que me ofrecen grandes actores y actrices. Me encanta ver deporte (fútbol, atletismo, balonmano…) en su contexto, en estadios llenos de jolgorio y adrenalina, aunque sea desde una grada lejos del campo.
He visto obras magníficas en teatros de media España, he bailado, cantado y sentido conciertos únicos en estadios y grandes pabellones. Depeche Mode en Barcelona y Zaragoza, Bunbury en Madrid y Zaragoza, Lenny Kravitz en Madrid y Barcelona, Prince en las Ventas de Madrid, U2 en el Calderón…
Wim Mertens, Tricicle, Faemino y Cansado, LaMov en el Teatro Principal de Zaragoza… Illana, El Juglars, Teatro del Temple o Che y Moche en el Teatro las Esquinas … Rafa Maza, Los Titiriteros de Binéfar en el Teatro del Mercado …. Leo Bassi en el Teatro Arbolé… Javier Arnas o Mariano Anós de en el Teatro de la Estación… en Zaragoza.
La ópera Gloriana en el Teatro Real de Madrid, Cyrano de Bergerac en el Teatro Reina Victoria de Madrid, La Compañía Zona Zàlata en Tarraco… Mamma Mia! en Broadway de Nueva York … Londres… París…
Son experiencias únicas e irrepetibles, lo que transmiten esos profesionales en un escenario.
Pero claro, también me encanta ver películas o series en la tele (ahora en el ordenador), escuchar música en el tocadiscos, DVDs de conciertos o las listas que me hace Spotify, ver el deporte en la Smart TV (los mundiales y JJOO, sobre todo). Esa opción, las herramientas que nos ofrece la tecnología para poder disfrutar deporte y cultura -por englobar en un mismo término la industria del entretenimiento- hace tiempo que están instaladas en nuestras vidas. Vivimos en la Era Digital. Todo pasa por nuestros móviles, todo se puede ver desde una pantalla con Internet. Nos hace la vida más fácil en muchas cosas.
Y con el teatro me pasa lo mismo. Y eso que es de las disciplinas que más está costando -algo que es inevitable e irremediable- que se presente en nuestras vidas digitales. Por supuesto, ya comienzan a aparecer plataformas que permiten ver el teatro online y a la carta.
En España tenemos Alltheater, la primera plataforma que permite ver obras teatrales a nuestro gusto y desde el sofá de casa, como si de un Netflix, HBO o un Spotify de las artes escénicas se tratara. Se puede disfrutar en cualquier dispositivo con conexión a Internet: ordenador, laptop, Smart TV, tablet, smartphone o consola.
Reparto de La Ternura, obra que podrá visualizarse en live-streaming a través de Alltheater el 4 de octubre a las 20 horas. ©Alma Díaz
El teatro digital una experiencia distinta al teatro en vivo, pero igual de válida y hasta complementaria –y no excluyente-.
Muchas veces no podemos ver todas las funciones que nos gustaría porque se estrenan o giran en otras ciudades, o se caen de la cartelera. Desgraciadamente el recorrido de muchas obras es corto -después de tanto esfuerzo e inversión por parte de todos los implicados-. Otras, por qué no decirlo, a veces apetece estar en casa tranquilo viendo una gran obra de teatro con tu familia cenando. Y para mi también es un magnífico plan.
Además, Alltheater, permite ver obras en streaming como ocurrió con Scratch, de la compañía madrileña Grumelot, que se grabó en el Festival Frinje de Madrid. Osea, mientras se representaba en las naves del Matadero, personas de todo el mundo podían disfrutar, en directo, de una obra tan contemporánea, experimental y emotiva.
Además, se pueden disfrutar recursos extras, como entrevistas a los actores, las sensaciones al final de los espectadores, leer el libreto original mientras ves la obra, verla en otros idiomas, entrevistas, backstage, conocer a los protagonistas… Precisamente este último aspecto es muy importante, ya que se puede aprender un idioma o la cultura de otro país a través de sus obras teatrales, ya sean clásicos o actuales.
Grabación de la entrevista con todo el reparto de La Ternura en el Teatro Infanta Isabel. ©Alma Díaz
Los teatros públicos, aunque no pueden comercializar las obras, también están colaborando ofreciendo contenidos gratuitos. Es el caso de la grabación de la multipremiada obra de Andrew Bovell dirigida por Julián Fuentes Reta, Cuando deje de llover, que se grabó y realizó en el Teatro Español. Otras obras disponibles son Dakota de Jordi Galcerán (con dirección de Carlos Martín), La grieta, entre animales salvajes de Gracia Morales y Juan Alberto Salvatierra (con dirección de Julio Fraga) o Anomia, de Eugenio Amaya.
El 4 de octubre se va a realizar el streaming en Alltheater de la exquisita comedia romántica de Alfredo Sanzol La Ternura, desde en el Teatro Infanta Isabel. Posteriormente se quedará en el catálogo.
A nivel internacional ya existen plataformas parecidas como Teatrix en Argentina, BroadwayHD en Estados Unidos, o Digital Theatre en Reino Unido. Precisamente esto es otra ventaja, ya que programadores teatrales de todo el planeta pueden ver y descubrir obras de cualquier compañía.
Es una oportunidad inmejorable de internacionalizar producciones teatrales a través de la tecnología, llevando cultura a todos y a cualquier rincón del mundo. Además, las compañías se llevan un porcentaje de cada visualización, o sea que es otra manera de amortizar una obra y tener beneficios.
También se puede dar el caso, como varias de las usuarias apasionadas del teatro que contactaron con la plataforma, que al ser octogenarias su reducida movilidad les impedía acudir al teatro físico como tenían costumbre. A la vez, todos esos jóvenes digitales y millennials –osea todos-, pueden ver por primera vez obras de teatro y hacerles que quieran ver obras y montajes escénicos en directo.
Eva Trancón, actriz de La Ternura, en los camerinos del Teatro Infanta Isabel. ©Alma Díaz
En conclusión, dadme cultura, cultura de calidad, en vivo y en digital, que todo me enriquece, todo me deleita, todo me entretiene, todo me hace reflexionar. Facilitadme el acceso a la cultura, y una de las cosas buenas que tiene Internet y la tecnología es ésta, ver obras de grandes compañías, directores y dramaturg@s tantas veces quiera. Al final, ya sea en directo o en pantalla, nos regalan emociones, y el hombre y la mujer viven de ellas.
Imagen superior: Natalia Hernández, actriz de la obra La Ternura de Alfredo Sanzol, durante la entrevista. ©Alma Díaz
Sergio Muro
Colaborador de la Revista Kalós
Creador, docente y gestor cultural