«No consigo parecerme a mí mismo de puro raro que soy».
FERNANDO ARRABAL
El Arte outsider o arte marginal –folk art, visionary art, grassroot art-, aunque tiene su propia taxonomía, es totalmente inclasificable, ahí estriba su peculiaridad, singularidad y relevancia. Normalmente, este tipo de arte está hecho por personas que plasman formas para conocerse a sí mismos, sin influencias ni referencias de ningún tipo (academicistas o clásicas), sin pretensiones de alcanzar fama, dinero o prestigio. Incluso algunos no son conscientes de estar llevando a cabo una acción artística. Con el arte consiguen restaurar una comunicación con el mundo exterior, al que habían olvidado por sus “situaciones” mentales.
El arte outsider es un arte desnudo, puro, desprovisto de todo ornamento embellecedor, sin referencias, sin tabúes, sin pretensiones… no buscan imitar, no existen influencias, no se adhieren a ninguna moda o estilo… Es un acto creativo desde la esencia del ser humano.
La mayoría son autodidactas, obsesivos y visionarios, otros con conductas delictivas, los más, con trastornos mentales o patologías psíquicas, buscan el automatismo (del que bebió el Surrealismo y el Dadaísmo). El término Art Brut creado por Jean Dubuffet exponía la creatividad sin tapujos, pero con dolor. Es un arte que vive constantemente en el subconsciente, no filtrado por la razón, escatológico, animal, sagrado y metafísico, sin reglas y sin convencionalismos marcados por la cultura imperante.
«ME ENCANTA LA LOCURA; ESTOY MUY ENAMORADO DE LA LOCURA. SIENTO LA NECESIDAD DE QUE UNA OBRA DE ARTE SE ACERQUE POR SORPRESA, QUE ASUMA UN ASPECTO NUNCA VISTO, QUE DESORIENTE MUCHO Y TRANSPORTE EN UN ÁMBITO ABSOLUTAMENTE IMPREVISTO…»
JEAN DUBBUFET
Aunque también hay outsiders que van en contra de la cultura establecida o en oposición a las temáticas del arte dominante. Pero nunca han sido una tendencia estilística ni un movimiento histórico. No siguen corrientes artísticas, siguen los designios de su mente complicada, de su imaginación desbordante.
ESPONTANEIDAD E INMEDIATEZ, esa sería la única etiqueta que les podríamos poner.
Es arte en sí mismo, “per se”, cuya única pretensión es la de expresarse, liberarse (proceso de catarsis), amarse, comunicarse…
La condición sine qua non de estos artistas atormentados, obsesivos, provocadores morales por antonomasia, radicales por su inconformismo, subversivos, viviendo al margen, contraculturales, que rechazan la fama y vanidad, desprotegidos, locos…, es que son personas, como nosotros, y como tales tienen derecho a poder expresarse, a seguir viviendo, a estar activos como individuos y si lo desean, dentro de nuestra sociedad.
¿Quién pone los límites de la genialidad y la locura? Cómo se mide el arte y la creatividad?
Artistas “malditos” han existido desde que existe el arte. Somos homo aestheticus. Personas que vivieron aisladas, condenadas a la pobreza, a la incomprensión, la desolación, el desamor, el suicidio… A todos nos vienen a la mente Van Gogh, Artaud, Kirchner, Basquiat, Goya, Bacon, Pollock, Panero o el aragonés Víctor Mira. Todos recordamos las imágenes que plasmó Goya influenciado por su sordera y aislamiento (series negras de grabados, frescos de la Quinta del Sordo). Este tipo de arte comenzó a recibir atención cuando Jean Dubuffet en 1945, estudió el Art Brut generando con ello una colección de arte (más de 5.000 piezas posteriormente donadas al Château de Beaulieu en Lausanne). Un precedente podemos encontrarlo en la colección que gestó el historiador del arte, convertido en psiquiatra, Hans Prinzhorn en Heidelberg (Alemania).
Actualmente, varios artistas outsiders son altamente cotizados y reputados, aconsejados muchos de ellos por sus doctores, familiares y educadores. Empiezan con el arte como terapia, tal es el caso del Doctor J. Feilacher en Viena y sus artistas August Walla, Korec, Schmidt… la fallecida Judy Scott, junto a Dan Miller o Willian Scott en Oakland- California, Mr Imagination en New Jersey, el famoso Henry Darger, Ferdinad Cheval, Daniel Johnston, el español David Nebreda, el japonés Ryosuke Otsuji, Harriet Wiseman de Reading, Echo Mc Callister, Howard Finster, Adolf Wolfi, Aloïse, Carlo Zinelli o aquí en Zaragoza Sergio Royo, Noelia Zabal o Martín Jiménez, artista muy joven con autismo.
En España tenemos la Pinacoteca Psiquiátrica donde hay una magnífica colección de arte outsider español. Y, las Fundaciones Rey Ardid y Agustín Serrate han trabajado desde hace años con el arte, siendo Espacio Visiones un referente del arte con personas con problemas mentales. La Colección NAEMI de Miami, Creative Growth Art Center de California son referentes mundiales. Desde el Museo y residencia Gugging en Austria se potencia la obra de estos artistas que están siendo exhibidos en museos y galerías internacionales o recientemente en la Bienal de Arte de Venecia.
Un loco, según la definición del diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, es una persona que rehúsa a vivir en el mecanismo de la norma y el principio de la realidad. El artista también huye de la realidad, utilizando su inconsciente y su imaginación para evadirse. Nos enfrentan a verdades incómodas, nos perturban los convencionalismos y reglas establecidas.
Artistas tan relevantes y consagrados como Manzzoni, Gilbert and George, Chris Offili utilizan excrementos para transgredir y provocar. Formas tan escatológicas son utilizadas también por artistas locos como los poemas de Leopoldo María Panero o el caso más extremo de David Nebreda, que hace sólo obras con su sangre y excrementos.
Los artistas tildados, a veces, de extravagantes, excéntricos, bipolares, huraños, obsesivos, melancólicos o depresivos, tienen una salud mental precaria. Son más sensibles y mucho más productivos en épocas de adversidad.
Ellos se han autodestruido, pero en muchos casos la sociedad los ha marginado y llevado al ostracismo, purgado, maltratado e incluso matado (física y psicológicamente). Por ser diferentes, por no hacer lo establecido, se han revelado ante todos, ante ellos mismos (Oscar Wilde, Sade…).
Pero el arte prevalece por encima de todo. Sabiendo que no todo artista está loco y que no todo loco es un artista. El arte es arte, sea desde la locura o desde la razón. De ahí que yo abogue por dejar de etiquetar, no llamemos Arte outsider, llamemos ARTE con mayúsculas.
Outsiders –entre la locura y la razón–.
La obsesión, la compulsión y lo impredecible abonan el terreno donde se mueven los locos. Pero si a esto se le añade la originalidad, entonces ya estamos hablando de algo indescriptible. Y es que ellos no son excéntricos per se, es que son así. Y como cualquier persona necesitan expresarse, todos tenemos una insaciable necesidad de ser amados… todos necesitamos ser escuchados…
Su automatismo evita censuras y prejuicios convencionales que coarten su pura creación. Ellos no cuestionan lo establecido, ellos son o intentan ser, simplemente.
“No existe identidad sin destrucción” (Freud), destruyamos lo que nos separa.
¿Quién está enfermo, anestesiado, drogado, lobotomizado, alienado o enajenado? ¿Ellos o nuestra sociedad?
Experimenta la conmoción de lo nuevo, de mundos fuera de la razón, otros mundos, otros imaginarios, otros espectros… restauremos la comunicación entre los seres humanos, hace mucho que no nos escuchamos, no nos vemos, no nos tocamos, no nos saboreamos, no nos sentimos… volvamos a nuestro origen, al interior, alejémonos de esta realidad.
Ten impulsos primarios, coge un papel y haz un garabato, no imites, no te pongas limites, todo alberga simbología, siente tus fantasías y tus emociones, no tengas miedo al horror vacui, a los jeroglíficos, al caos y el desorden, mezcla lo sublime con lo escatológico, nada es banal, nada es baldío… los demás ya intentaran darle significado, todo tiene que estar razonadamente estructurado bajo un único pensamiento… No son balbuceos torpes de artistas principiantes, es la representación creativa de la libertad más absoluta. No tienen nada que demostrar, pero si mucho que mostrar.
Las obras que estamos desarrollando en el proyecto Arte de tú a tú con Sergio Royo o las que surgieron en los talleres y actividades de #Unasemanadelocos de Rey Ardid y Espacio Visiones, con más artistas usuarios, expresan los más profundos sentimientos de felicidad, de sencillez, de horror vacui, con formas horriblemente bellas, extremadamente repetitivas, composiciones “intolerables”, de colores estridentes y cortantes, con garabatos infinitos, tachaduras que afirman, borrones que ensalzan, sin rectificaciones, sin pretensiones, sin información previa. Es puro arte, es arte puro.
Me encantan, me enamoran, por fin ver algo nuevo me reconforta. Arte sin connotaciones, genuino y auténtico, arte no ya de salón, sino de diván, escupiéndonos a la cara, vomitando introspección y subconsciencia. No lo comparen con nada anteriormente hecho o visto, no hay parangón alguno.
Arte de tú a tú entre los artistas Sergio Royo de la Fundación Rey Ardid y Sergio Muro.
¿Qué tendrán debajo del sombrero, dentro de su cabeza, no les gustaría por un momento introducirse en ella y formar parte de su chorro de creatividad e imaginación pura?
¡Bendita locura!