El día 6 de enero será el último para visitar la exposición que la fundación FUSARA y Diputación de Zaragoza han organizado en el palacio de Sástago y que ha sido comisariada por Wifredo Rincón, historiador del arte y científico del CSIC. Posiblemente haya sido la muestra de pintura antigua más interesante vista durante el pasado 2018 en Zaragoza y os animamos a pasar por Sástago si todavía no lo habéis hecho. La muestra recoge 98 piezas entre las mejores de la colección de la familia Santamarca, uno de los mejores ejemplos de coleccionismo artístico español durante el siglo XIX.
Un fenómeno muy habitual en la burguesía española y europea de la segunda mitad del XIX fue la creación de importantes colecciones artísticas, en un deseo de prestigiar su linaje, cuya posición social había sido alcanzada no por nacimiento, sino por enriquecimiento económico. Es lo que sucedió con la familia de Bartolomé Santamarca (1806-1874), fundador de esta colección. Nacido en Almería, pronto se trasladó a Madrid, ciudad en la que consiguió relacionarse con el entorno cortesano y en la que desarrollaría su carrera en la banca.
En 1863 obtuvo del papa Pío IX el título de conde de Santamarca. Del mismo modo que el marqués de Salamanca, otro importante banquero del periodo isabelino, el conde de Santamarca se rodeó de una brillante colección artística que superaba las 280 piezas, las cuales fueron expuestas en su residencia privada de Madrid. No solo adquirió obras de arte antiguo, sino que también consiguió algunas contemporáneas. A su fallecimiento en 1874 su hija Carlota, duquesa de Nájera y condesa de Santamarca, fue la heredera universal de la colección familiar.
La muerte sin descendencia de esta aristócrata, sumiría a la colección en un largo periodo de olvido del que no saldría hasta la segunda mitad del siglo XX. Conservada en un colegio-asilo de la familia, durante los años 80 comenzó a recibir la atención de los especialistas y algunos de sus cuadros fueron restaurados para formar parte de importantes exposiciones. Posteriormente, la fundación FUSARA, gestora de este acervo artístico, llegó a acuerdos con el IPCE (Instituto de Patrimonio Cultural de España) para restaurar una parte de la colección y proceder a su catálogo.
El interés de este tipo de exposición reside no solamente en las obras seleccionadas, las cuales son buenos ejemplos de la pintura española del siglo de Oro y de las escuelas holandesa, flamenca e italiana, sino también en ser un reflejo directo del gusto del coleccionista. Y en este sentido las obras quedan completamente contextualizadas en el Palacio de Sástago. Muchas de estas colecciones privadas gestadas en el siglo XIX, se dispersaron a la muerte de sus propietarios, cuyos descendientes vendían las obras por separado en casas de subastas europeas, obteniendo por ellas importantes cuantías. Es lo que sucedió a la muerte del antes citado marqués de Salamanca.
Las piezas más esperadas por el público fueron el conjunto de seis escenas pintadas por Goya dentro de la temática del “juego de niños”. Estos asuntos fueron abordados por el pintor de Fuendetodos en varios cuadros ejecutados durante su juventud, entre los años 70 y 80 del siglo XVIII. En ocasiones se apuntó la posibilidad de que estas escenas hubiesen sido ejecutadas como cartones para su posterior traslado a tapices, sin embargo, en la actualidad se tiende a valorarlos como obras definitivas, vendidas por Goya en el inicio de su carrera artística. Algunas piezas con estas mismas temáticas se conservan en colecciones extranjeras como la de la Pollok House de Glasgow, en Gran Bretaña. Entre el resto de higlights también cabría destacar la presencia de obras realizadas por Luca Giordano, Vicente Carducho o Jenaro Pérez Villaamil.
Otro de los valores de esta exposición ha sido el proceso de restauración de algunas de las obras de la colección llevado a cabo para la muestra. Este ha sido un largo proceso iniciado por el IPCE en 2004, aunque algunas de las obras hubiesen sido restauradas para formar parte de exposiciones anteriormente.
La revista Ars Magazine publicó un revelador artículo el pasado mes de septiembre sobre esta restauración, explicando cómo muchos de los cuadros habían sufrido el proceso de oxidación de sus barnices y de destensado de los lienzos, además de restauraciones antiguas que dificultaban la contemplación de las obras. De manera que la exposición no solo ha dado a conocer esta valiosa colección en la capital aragonesa, sino que ha contribuido a la conservación de un importante legado histórico-artístico.
Restauración de la obra de Francisco Camilo: Aparición de la Virgen con el Niño a san Francisco de Asís, pintado en 1671, fuente: Ars Magazine.
Imagen superior: Esplendor Barroco, Palacio de Sástago, Zaragoza
Guillermo Juberías Gracia
Redactor de la Revista Kalós