Botes de cristal vacíos y llenos. Llenos de pigmentos, de piedras o de las cosas más variadas. Libros, muchos libros. Y cajas grandes, y también pequeñas. El tronco de un maniquí, una jaula, archivadores, juguetes, una llana y un sinfín de objetos más.
Al contrario de lo que pueda parecer y antes de que te asalte la duda, déjame decirte que lo que te estoy empezando a describir no es ningún mercadillo de antigüedades, ni ningún anticuario. No es el desván de tus abuelos, ni un montón de cosas viejas acumuladas en la entrada del IAACC Pablo Serrano. Lo que tienes ante tus ojos es un reflejo del taller de Vicente García Plana, artista que hasta el próximo 10 de febrero estará en este espacio expositivo con El objeto de la memoria.
Como auténtico recopilador, su taller es como un gran archivo en el que va acumulando objetos bajo diferentes criterios estéticos. Ya sea por su historia, por la plástica que tienen o las posibilidades que ve en ellos recopila estos objetos que posteriormente le van a permitir crear su obras. Y así pues este recibimiento a la exposición se nos presenta como la bienvenida a su taller para poder comprender mejor su proceso de creación y obra.
En su taller Vicente tiene clasificados y archivados unos 300.000 objetos, de los cuales unos 30.000 están presentes en esta exposición. Para él el concepto de archivo es muy importante, y tanta importancia tiene los objetos como los contenedores de los mismos. Algo que podemos ver en el caso de alguna de sus obras como los costureros, pero que para mayor muestra ha querido reflejar al comienzo de la exposición cubriendo uno de los muros con los chibaletes en los que almacena los objetos de pequeño tamaño creando un gran paño de 8.500 objetos.
El trabajo de Vicente gira en torno a la idea del objeto encontrado, objetos a los que da una segunda vida y convierte en obra de arte. Algo que lo relaciona directamente con los surrealistas y concretamente Marcel Duchamp. Aunque más cercano en el tiempo a Antonio Pérez, una figura importante en su carrera artística que supondría para él el punto de inflexión para sentirse moralmente autorizado a seguir trabajando en la línea en la que lo estaba haciendo. De ahí el homenaje que ha querido rendirle a la entrada de la exposición.
Vista de la exposición El objeto de la memoria.
En torno a esta idea del objeto encontrado en un comienzo trabajaría en la línea del ensamblaje dando a los objetos nuevos significados, pero cada vez más trabaja con la idea de instalación acumulando diferentes objetos en el espacio dejando un mensaje directo al espectador. Un mensaje que en el caso de esta exposición está muy claro y que es el de la relación entre los objetos y los recuerdos.
La muestra es la más amplia hasta la fecha y sin duda también la más ambiciosa. A lo largo de su recorrido vemos algunos ejemplos de esos primeros ensamblajes, pero sobre todo lo que vemos desplegado por los diferentes espacios son una serie de instalaciones que nos lanzan una reflexión en torno a los objetos, la memoria y el poder de generar recuerdos que estos tienen. Vemos instalaciones que son una alusión directa a los recuerdos de su propia vida como pueden ser las vitrinas repletas de recuerdos de viajes y experiencias, o la más significativa de todas: El despacho de mi padre. Pero vemos también series de objetos y concretamente de un mismo objeto que nos remarcan esa idea de generador de recuerdos, pero sobre todo también la idea de cómo un objeto puede ser la mejor descripción de uno mismo.
Vista de la exposición El objeto de la memoria.
Un objeto puede ser el reflejo más fiel de una persona, no todos los utilizamos del mismo modo. Así lo vemos, por ejemplo, en la serie de las brochas, todas brochas pero ninguna igual, cada una tiene la huella de una manipulación distinta. Y es que si algo nos define son los objetos de nuestra cotidianidad, aquellos más banales y arbitrarios. Objetos comunes que tienen la capacidad de generar diferentes recuerdos en cada uno de nosotros. Lo que nos convierte también en esta exposición en sujetos activos al contemplar la obra.
30.000 objetos inundando un espacio expositivo dispuestos a lanzarnos un mensaje claro: ¿Y tus recuerdos? ¿Dónde están? Si no tienes clara la respuesta te invito a que te acerques a la exposición y dejes que sean los propios objetos quienes te sumerjan en la memoria de tus recuerdos. Yo sigo buceando.
Imagen superior: Vista de la exposición El objeto de la memoria.